La inteligencia artificial podría convertirse en una herramienta importante para examinar grandes cantidades de información y reconocer las posibles amenazas.
Por Andrés García-Arroyo
La Inteligencia Artificial marca un antes y un después en la gestión empresarial. Ya no estamos hablando de un futuro de ciencia-ficción, sino del aquí y el ahora. El reciente estudio ‘Qué es lo que aporta la Inteligencia Artificial al negocio’, de Fujitsu y Pierre Audoin Consultants, nos da unas pistas importantes al respecto, ya que detalla que un 11% de las empresas españolas ya está implantando estrategias de IA, mientras que un 29% las tiene en desarrollo y un 35% planea incorporarla en los próximos dos años.
Habrá quien piense que la llegada de la Inteligencia Artificial al entorno empresarial tendrá como consecuencia la desaparición de puestos de trabajo. Pero la realidad es que no debemos tomarnos esta premisa desde un punto de vista negativo. Por el contrario, hay que tener en cuenta que la demanda de empleo orientado al desarrollo y control de esta tecnología se verá disparado en muy pocos años.
De hecho, Gartner sostiene que, en 2020, la IA creará 2,3 millones de puestos de trabajo, mientras que la cifra de tareas que desaparecerán ronda los 1,8 millones. Los sectores que verán un avance considerable en este aspecto serán la salud, la educación o el sector público. En definitiva, los beneficios son mayores que las pérdidas.
La ciberseguidad entra al ruedo
Actualmente, otro de los temas más importantes relacionados con la Inteligencia Artificial es la ciberseguridad. Según el estudio ‘The 2018 Gartner CIO Agenda: Mastering the New Job of the CIO’ de Gartner, el 95% de los CIO espera un crecimiento de las ciberamenazas. Es aquí donde la IA presenta sus dos caras: por un lado, tiene el potencial de hacer que los ciberataques sean aún más poderosos al crear una falsa realidad que engañará a los usuarios más sofisticados para que compartan su información personal. Pero, también podría convertirse en una herramienta importante para examinar grandes cantidades de información y reconocer las posibles amenazas.
Ante esta realidad, la elección de las herramientas tecnológicas adecuadas, conjuntamente con una cultura de seguridad enfocada al capital humano de la empresa, resulta la combinación ideal para combatir los ataques.
La protección de datos no se queda atrás
Si de algo se ha hablado mucho estos últimos meses es sobre la privacidad de los datos. Y cómo no hacerlo si el GDPR ya está en vigor y todas las compañías nos hemos tenido que adaptar a la nueva regulación.
Teniendo en cuenta este escenario, creo que también podemos confiar en el potencial de la Inteligencia Artificial para que juegue un rol destacado en el cuidado y uso de la información. Unida a dispositivos de IoT, preparados para controlar la localización de sus usuarios, apuesto por que la IA puede contribuir a una revolución de las prácticas de seguridad de las compañías, aportando una capa extra de contexto que protegerá acciones como, por ejemplo, los inicios de sesión de los empleados en estos dispositivos.
En conclusión, la IA es una oportunidad real para crecer en empleo, reforzar la ciberseguridad y la protección de datos en las empresas. Es una de las claves de nuestro futuro empresarial más inmediato, pero no podemos quedarnos solo en intenciones. Confiar en la tecnología como motor para el desarrollo de las compañías será un acierto. Su ámbito de uso es muy amplio y tenemos que aprovechar esta oportunidad para saber qué áreas del negocio se pueden beneficiar de ella.
