VOLVO, MEJORANDO LA SEGURIDAD EN EL TRANSPORTE

En la búsqueda de alternativas de innovación en las empresas, más allá de la investigación y desarrollo de nuevos productos, un área fundamental es la generación de nuevos modelos de negocio y soluciones. En la era de las ciudades inteligentes, los modelos de negocio se convierten en elementos claves para otorgar viabilidad de propuestas a comunidades y gobiernos a nivel urbano y metropolitano. La complejidad de las ciudades inteligentes como industria es precisamente la fragmentación predominante para entender los problemas urbanos, y más allá del entendimiento, está el reto de la sectorización de la administración pública y sus presupuestos.

Las ciudades demandan soluciones cada vez más sofisticadas e integrales. Por ejemplo, si antes el problema era comprar luminarias para las calles, hoy es lograr eficiencia energética, y si antes el reto era habilitar WiFi en los parques, hoy es vivir en sociedades conectadas. La sofisticación de dichas demandas plantea la necesidad de hacer alianzas entre empresas para atender problemáticas urbanas más complejas.

Es así como surgió el trabajo colectivo de las empresas suecas en México: Volvo, ABB, Ericsson y Axis, con la facilitación del Consejo Sueco de Comercio e Inversión Business Sweden. El objetivo es trabajar soluciones en conjunto para una urbanización inteligente en México. La lógica de esta asociación de empresas suecas, llamada SweMex, está sustentada en el altísimo desarrollo del país nórdico en áreas como la electromovilidad, las redes eléctricas inteligentes, el Internet de las Cosas y la seguridad pública, cuya experiencia ha aportado muchas enseñanzas, así como varios fracasos y nacientes logros.

En aras de aumentar el valor ofrecido a los gobiernos y la sociedad, se detectó que la inseguridad en el transporte público en el Estado de México era una temática que se prestaba para que Volvo, Ericsson y Axis colaboraran juntos. Es así como se establecieron diálogos con las autoridades para entender mejor la situación y sugerir algunas soluciones que, desde la tecnología, podrían contribuir a una problemática que potencialmente afecta a 3.55 millones de mexiquenses que a diario utilizan el transporte público colectivo de la entidad, tales como autobuses, combis y microbuses. Es por ello que, considerando que el 40 % de delitos en el Estado de México están relacionados con el transporte público, una mejora en este sector tendría un impacto significativo en la calidad de vida de la población.

Del diálogo con los actores relevantes, se vuelve evidente que un entendimiento del desafío de la seguridad en el transporte público necesita un enfoque holístico. ¿Qué se ha aprendido sobre esto?

  1. Existen varios niveles de gobierno involucrados. Dependiendo de dónde se mueven los pasajeros y dónde circulan los autobuses, ya sean vías municipales, estatales o federales, el nivel gubernamental que atiende la seguridad pública cambia, dificultando la coordinación entre ellos.
  2. Son diversos los sectores involucrados. El sector de movilidad detecta normalmente los actos de inseguridad a bordo de unidades de transporte público, sin embargo, la prevención y atención corresponde al sector de seguridad pública y la impartición de justicia a las procuradurías. Es por ello, que el enfoque es más reactivo que preventivo y el despliegue de fuerza pública podría ser optimizado.
  3. Los stakeholders involucrados son múltiples. Además de los niveles de gobierno, los pasajeros son los principales perjudicados mientras que los transportistas ven afectados su patrimonio e ingresos. Como consecuente, un sector de transportistas se ha resistido a las nuevas normas de equipos embarcados como medida de disuasión, dado a que lo perciben como un asunto gubernamental.
  4. La inseguridad es un síntoma de diferentes ámbitos. Algunas problemáticas del transporte público, particularmente la operación irregular o ilegal, agravan la inseguridad y la sobreoferta de unidades y la anarquía de operación hacen más difícil el monitoreo. Asimismo, la ocurrencia de eventos está correlacionada con índices de inseguridad general de zonas específicas. El transporte público es simplemente otro ámbito donde suceden estos acontecimientos.
  5. El viaje tiene diferentes fases. El Estado de México, por su naturaleza suburbana, tiene una estructura de viajes desde zonas habitacionales que van a vías primarias y 50 % de desplazamientos desembocan en estaciones de metro de la Ciudad de México. Todo viaje en transporte público comienza como una caminata y en esta fase, la seguridad ciudadana como vial, está asociada a buenas banquetas, señalización e iluminación. Posteriormente el usuario tiene un tiempo de espera en paradero, donde muchas veces dicha infraestructura está ausente y después el pasajero aborda la unidad de transporte público, la cual debería estar monitoreada. En su llegada a las terminales de metro, para entrar a las estaciones, el usuario debe eludir áreas congestionadas y ambulantaje.

La pregunta es entonces, ¿qué puede hacer SweMex y la iniciativa privada? En la segunda entrega, abordaremos el nivel de intervención.

Septiembre-octubre 2018

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